martes, 30 de agosto de 2011

Miradas...

La joven chica estaba esperando el barco para salir de aquel lugar, eran tantos los problemas que ella cargaba encima que no podía esperar ni un minuto más para que el barco zarpara. Se encontraba agarrada a la valla del puerto, al fin dejan pasar a los pasajeros. Frustrada pero aliviada se da la vuelta y va camino a la entrada, pero algo hizo que se paralizara; cuando se dio la vuelta chocó con un chico, un apuesto joven debería decir; su pelo castaño claro se movía al compás de la suave brisa y sus ojos, azules como el mar, la miraron con curiosidad y cautela. Sentía una extraña sensación en el cuerpo, la joven chica se perdía en esos ojos tan penetrantes y él, con su mirada y un gesto de cortesía le transmitió que sentía haberse chocado con ella. Este, cuando se alejó, giró la cabeza y vio de nuevo a la joven, que estaba absorta por la belleza de este.
Entró al fin en el barco. Se sentó en uno de esos sillones tan cómodos. En el interior de su bolso tenía una foto, la cual desplegó; su marido sonreía en la foto.
-¿Desea tomar algo? -se gira, es un camarero y... El joven de antes, este se sorprende pero ella mantiene la compostura-
-No, gracias... -dijo en voz baja, los ojos de este la miraban muy intensamente y ella se dio cuenta-
-De acuerdo. -algo triste se da la vuelta pero con valentía en la mirada dice- Disculpe...
-¿Si? -dice ella nerviosa pero esperanzada de hablar con el chico-
Él no hace nada, solo la coge de la mano y se la lleva a algún lugar del barco, ella se asusta. ¿Qué hace? Pregunta en varias ocaciones sin obtener respuesta. Llegan a una de las partes más bajas del barco, donde solo tienen paso los trabajadores.
-Creo, y debo decir, que usted me dice con sus ojos que me ama. -ella, alterada le dice que está loco y que la lleve inmediatamente arriba-  Señorita... Las miradas no mienten, y usted tampoco.
Ella, un alma sencilla, ella que siempre ha sido fiel a su esposo, ella que se da cuenta de que uno de sus mayores problemas es su matrimonio, porque él no le es fiel, ella... Que por una vez en su vida quiere sentirse amada por un hombre...
Él puso las manos a ambos lados de la cabeza de la joven, sin tocarla. Y esta, dejó escapar una lágrima que el joven camarero recogió con su dedo. Y con suma delicadeza el chico rozó los labios de la joven, que a su vez respondió al beso con ardiente pasión...
Pero... Los amantes desaparecen. Y se llevan con ellos la aventura que han vivido.
Ella ahora mece en sus suaves brazos a su hijo. Su marido la abraza, le dice que es un niño precioso y ella le da la razón con una sonrisa. Y con un beso en la mejilla se marcha a, según él, resolver un conflicto del trabajo, y cuando se va ella se ríe porque no es tonta y sabe que la va a ser infiel de nuevo.
Mira el cuadro colgado de su marido, muestra respeto, y sus ojos azules muetran frivolidad.
El niño se despierta, ve a la madre y su manita le toca los labios a esta.
Lo mira, su rostro. Su bello rostro.
Y... Sus ojos... Esos ojos azul mar...
Esos ojos son el único recuerdo que le quedó de aquella maravillosa aventura en la que, por única vez, se sintió amada por alguien...

Con esta entrada me gustaría expresar muchos sentimientos que quizás no haya podido excribir pero, en resúmen, solo quiero dar a entender que en el amor no existe nadie más que esa persona y tú. Y aunque hayan terceras personas el cariño demostrado en el pasado no se puede cambiar y que aunque a veces tengamos que afrontar la realidad los amores pasajeros vienen y van. Pero como he escrito más arriba siempre quedan los rescuerdos, que es lo más bonito de extrañar a alguien...
También me gustaría agregar que en vuestros blogs no me deja comentar :s al igual que en el mío por eso escribo desde las publicaciones =)
Un beso a todos/as y gracias por todo.