miércoles, 4 de abril de 2012

Carta al tiempo

                Querido tiempo:
   Me dirijo a usted con mi más sincero respeto y mi más pura cortesía con el motivo de informarle que hay cosas en mi vida que me superan. Cada día me entristezco más y, sintiéndolo mucho, creo que parte de culpa la tiene usted. No le trato de acusar de nada, pero sí quiero decirle que estoy cansado de esperar. Hay refranes que dicen: "dale tiempo al tiempo" o "el tiempo lo cura todo", pero creo que el tiempo en esta ocación me ha defraudado. Tengo el placer o la desgracia, según como se mire, de que aquí hay un alma que se encuentra sola, ella quiere algo que solo usted le podría conceder, claro está es algo muy difícil y hasta efímero...
   Señor, solo le pido o por lo menos que reflexione, acerca de este tema, me gustaría que esta pobre muchacha no sufra más, así que es preciso que usted "adelante el tiempo", no de forma periódica, me refiero a que elimine situaciones que en un futuro ocurran y adelante los momentos más dichosos para que esta joven sea lo más feliz posible.
   Quisiera, yo y otros muchos más, que fuese usted algo más considerado con las personas, suponer una persona altruista y generosa no es motivo de tontería... Yo diría que constituye un motivo de sabiduría. Quizás yo no sea nadie para pedirle a usted todos estos favores, pero a mi ya me empieza a doler en especial cuando esta alma llora por las noches por el motivo que usted bien sabe... No hace más que preguntarse "¿por qué?", "¿por qué a mi?". Es un sin vivir y mi parte más irracional (aunque carezco de racional) se parte en mil trocitos como si un débil cristal cayéseme al firme suelo...
   Tiempo, no le ruego que pare o elimine lo que tiene que suceder y que aún sucede, sino que le sea a esta pobre joven un poco más ameno y llevadero. Cierto es que si me responde me llamará de todos los calificativos sentimentales que existen, pero no olvide que soy su corazón, su parte más impulsiva e irracional, por ello muero al verla implorarle a usted así. Puede ser que usted me insulte por ser como soy y no le culparé porque a veces pienso, y pensamos, que soy demasiado emocional...
   No le molesto más, tampoco quisiera robarle un minuto más de su valioso tiempo.
                                                      Un saludo de un fiel irracional:
                                                                                 El corazón.

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